Fue ordenado sacerdote en 1962 por el cardenal Raúl Silva Henríquez, destacándose por su labor pastoral en comunidades marginadas durante la dictadura militar, donde defendió a los perseguidos y denunció las violaciones a los derechos humanos. En 1993, representando al Movimiento de Izquierda Democrática Allendista, fue candidato presidencial, obteniendo el 4,7% de los votos. Esta participación política le costó una suspensión temporal de su sacerdocio. Tras este episodio, retomó su ministerio enfocado en la "Iglesia de los pobres".

Su vida refleja una profunda coherencia entre su fe y su compromiso social.